miércoles, 20 de octubre de 2010

LA COARTADA.

El hombre entró con paso cancino a su casa. Como cualquier otro día.
Abrió el cajón de su escritorio. Cortó un trozo de hilo con el que coció un rasgón del forro de su abrigo de paño.
Lo colgó en la percha.
Se quitó sus botadas bien lustradas.
Desató el nudo de su corbata, mientras se veía en el espejo y se calzaba sus pantuflas negras, algo sucias.
Prendió la máquina de café. Minutos después la atmósfera se sumergía en un baño de olor cálido y colmado de recuerdos. ¡Al menos para él!
La esposa apareció semi dormida en la puerta del comedor.
La vio. Observó su figura robusta, tosca, hasta grosera y escuchó las palabras desdeñosas que le espetó, sin saludarlo:
-Son las 22 ¿Dónde has estado? La comida se enfrió, caliéntala si quieres.- Dijo y se volvió haciendo ademanes a su cama. Mientras él murmuraba:
-¡En el trabajo como siempre! Y…No, no quiero comer- su voz era opaca y casi inaudible-
Se quedó mirando su rostro oscuro dentro de la taza de café caliente que tenía ante sí.
Aún sentía su mente embotada, dándole vueltas como un caracol a una idea recurrente.
Bebió.
Le causó tanto placer el gusto del café, como el calor que las pantuflas le daban a sus pies.
Alcanzó el maletín posado sobre la silla de al lado. Lo abrió. Quitó un sobre de fotos, las fue arrojando al fuego de la estufa. Deteniendo solo un segundo la mirada en cada una.
Terminó su café.
Se quitó las pantuflas. Calzó sus botas. Se colocó su abrigo que dejaba entrever una hebra de hilo negro colgado del ruedo.
Salió a la calle con las manos enguantadas metidas en sus bolsillos.

Eran las 8 de la mañana de domingo.
El diario de la mañana estaba sobre la mesa.
Su mujer gritó ofuscada:
-¿Tomas el café ahora o dormirás todo el día?
-¡Ya estoy aquí!-Murmuró entrando al comedor, mientras se sentaba con su pijama aun puesto. Abrigado con su tapado, del que un trozo de hilo negro lo ataba a la noche.
Se sentó.
-¿Te compraste pantuflas nuevas?
-Si. Las otras estaban viejas, las tiré al tacho de la basura.-Murmuró.
-Uf… También, ¡Llegas a las 10 de la noche y das tantas vueltas antes de ir a dormir!¡Lee el diario!
-¿Hay algo importante?-dijo levemente.
-Un loco mató un par de mujeres anoche. ¡Ahorcándolas! En la zona del lago. ¡Prostitutas creo! No lo dicen. A todas les colgó al cuello un pañuelo de hilo y dejó un par de pantuflas negras y mugrientas puestas en sus pies. ¡No se que tiene que ver eso, pero el diario lo dice!
-No se.-Dijo-Mas tarde lo leeré. No me gustan esas desventuras-dijo con la mirada perdida-
-¡Es mejor eso a hacer lo que no quiero!-Pensó, mientras bebía lentamente su desayuno.


4to puesto Certamen la casa de Los poetas. Xing 10/2010.

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